Un Mágico TATETI inclusivo

Un Mágico TATETI inclusivo

Un Mágico TATETI inclusivo

Mágico e inesperado encuentro entre dos niños con tropiezos en los vínculos

En este relato les cuento un hermoso encuentro entre dos niños que no tienen amigos, uno de ellos no sabe lo que es invitar amigos a casa, el otro podríamos decir no tiene ninguno.

Este encuentro inesperado pero posibilitado, se llenó de emociones en un instante, magia, complicidad, nervios. gracias a un Mágico TATETI inclusivo.

Tantas preguntas me hice, esta grata experiencia me llevó a escribir este texto para que esa magia no se esfume y quede registrada en algún lugar.

Tiago y Lolo (los nombres son ficticios, ellos reales) vienen a terapia el mismo día de la semana, uno a las 10, otro a las 11. Se cruzan siempre, Tiago suele llegar super puntual y con muchas ganas de empezar su sesión, Lolo con pocas ganas de irse cuando llega el momento de la partida.  Varias escenas son Tiago entrando rápidamente al consultorio, y Lolo allí todavía. Suelo decirle:  …” Tiago, esperá un ratito, ya termina Lolo y pasás”, Tiago espera ansioso en la sala de espera. Apenas Lolo pasa por el mínimo pasillo, él ingresa rápidamente.

Hoy misma escena se me ocurrió algo diferente y les cuento por qué: ambos niños presentan dificultades en los vínculos, Lolo manifiesta no tener amigos, no jugar en el recreo, el único amigo que tuvo fue Julián de la colonia, estamos en Julio casi.  En tanto, Tiago hace tres semanas me cuenta que nunca pudo invitar un amigo a casa, no sabe por qué, pero remarca: …” nunca en mi vida vino un amigo a casa”.

Ayer con Lolo, súper desmotivado, no jugaba y decía: …”no se me ocurre nada”. Solo podía contarme de personajes de la Tablet, de repente saca un juego de mesa y jugamos con él, luego le propongo jugar al tatetí, él acepta. Durante el juego le pregunto sobre la escuela, el recreo y los compañeros. Con su cabeza mirando el piso y una expresión de desesperanza en el rostro, cuenta que no juega en el recreo, otra vez no pudo hacer amigos. Termina la hora, tocan el timbre, es Tiago, misma escena, un poco más intensa porque la semana anterior suspendí por viaje, o sea 15 días sin verlos. Por un momento, apareció una nueva idea en mi cabeza, pensé… a ver… si los presento, ¿qué pasa? Y pasó… MAGIA.

Lolo, te presento a Tiago. Hola, se saludan, les pregunto si les gustaría jugar juntos un rato. Ambos sonríen. Entusiasmados y sorprendidos, dijeron rápidamente sí. Mientras tanto la mamá de Lolo observa la escena y con un gesto de aprobación, me dice: sí. Le di las gracias y le dije: esperalo 15 minutos.

Una vez los tres en el espacio, no sabía si mirarlo a Tiago o a Lolo, los dos estaban en un mismo escenario, pero con un acontecer nuevo; otro niño dispuesto a jugar con él. Tiago más desinhibido le pregunta:  …” ¿cuántos años tenés?, Lolo responde: 9.  Tiago: …” Ahh yo también tengo nueve. Sonrisas, asombro por la coincidencia…y ¿cuándo naciste?  Ahí Lolo …dijo no se. Le pregunto: ¿cuándo es tu cumple? Ah… 27 de noviembre. Tiago dice ahh yo 11 de diciembre, rápidamente saco la cuenta, Lolo era 15 días mas grande que él. Nacimos con 15 días de diferencia. Caras de sorpresa, risas, gestos, se respiraba algo muy lindo ahí.

¿Por qué titulé este encuentro “Un Mágico TATETI inclusivo”?

¿A qué jugar? Lolo, ante mi sorpresa, niño generalmente inhibido, propuso primero: le dijo ¿querés jugar al tatetí? Tiago: no sé jugar al tatetí. Yo: Lolo, le podés enseñar. Tiago miraba su dinosaurio, venía dispuesto a incluirlo en una escena, lo dejó y dijo: sí, ¿cómo se juega? Pasa la explicación, se ponen a jugar, Tiago manifiesta tensión cuando pierde, sin embargo, era más su emoción de jugar con otro niño la que lo controlaba.

Yo esperando la posible disrupción de alguno, nunca pasó.  De pronto Tiago dice: …” Pero hagamos el tatetí mas grande así puede jugar Tati también”. … Si, inventaron otro TATETI, para incluirme en el Juego y poder jugar los tres.  Fue maravilloso. Dos niños sin amigos en sus contextos solitarios pensaron en transformar un juego para que todos los presentes participen. Jugamos un nuevo TATETI de tres al cual había que poner nuevas reglas y las crearon.

Terminó el juego de tatetí, ahora juguemos con los juguetes dijo Tiago. Si, dijo Lolo. Quien en la sesión individual no se le ocurría nada, ahora jugaron a la propuesta de Tiago, Lolo más tímido, su voz era más bajita y retraída, no obstante, ante mí sorpresa, dando ideas para el juego y Tiago tomándolas. Entre eso también dialogaban sobre los juegos de pley y el mundo virtual.

Todo pasó tan rápido que nos tocaron la puerta, era la mamá de Lolo, nos tenemos que ir, ¿ya se podrá ir?, pregunta tímidamente, habían pasado 30 minutos, sí, claro. Les pregunto si quieren volver a compartir otro momento, ambos con sonrisas respondieron:  SI, SI. Coordino con las familias, el próximo jueves nos veremos parte individual y parte grupal. Se va Lolo, queda Tiago, sigue jugando, armando escenas una y otra vez.

Termino ese día de atender, una sonrisa por lo vivido y no podía dejar de pensar:

Para ellos fue tan fácil hacer el tatetí más grande, podríamos pensar, ese no es un tatetí, esa no son las reglas, y ¿cuál es el problema? ¿No? Ellos crearon un nuevo juego, lo ampliaron, pensaron juntos las reglas y lo convirtieron en Un Mágico TATETI inclusivo.

¿Por qué es tan difícil para los adultos mover estructuras?, ¿Inventar un nuevo juego, una nueva escena, una nueva planificación, una nueva escuela? Para ellos fue tan fácil.

“Si sucediera esto en todos los contextos, transformar, romper estructuras, pensar algo diferente, nuevas reglas, para que todos y todas sean parte, que maravilloso sería, veríamos tanta MAGIA.

¿Hablamos?

Tatiana Rudov

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